A pesar de ser considerada “spaghetti western”, término que suena un tanto despectivo, es una de las mejores películas western. Presenta la violencia, fuerza y corrupción del oeste en esa época de forma creíble; aunque exagerando un poco las muertes presentadas a forma de sátira.
La fotografía y la musicalización son geniales; el uso frecuente de primer plano y primerísimo primer plano, no solo dan un aire de complicidad, sino que limita nuestra visión (e incluso la del personaje) logrando sorprendernos de vez en cuando.
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